París es famosa por sus espléndidamente conservados paisajes urbanos, llenos de inconfundibles iconos como el Arco de Triunfo, centinela de los Campos Elíseos, Notre Dame, su flamante catedral, y la Torre Eiffel, el elegante monumento que se asocia por antonomasia a la ciudad. Los museos repletos de obras de arte de incalculable valor también convierten París en un destino indispensable: desde el Musée d’Orsay, que expone de forma espectacular obras de los artistas más famosos que han pintado en esta ciudad, hasta el Louvre, el primer museo nacional de Francia. Pero aunque los monumentos más célebres de la ciudad justifiquen su fama, para descubrir el París de los parisinos hay que conocer sus quartiers. Sus barrios son como un mosaico de pueblos, cada uno con su propio carácter y eterna sensación de comunidad. Explorar las calles parisinas conduce al corazón de la ciudad, donde sus restaurantes consagrados y encantadoras boutiques conviven con creativos neobistrós, talleres de moda y arte callejero.