Gran libro del vermut, El

El libro más completo, fascinante y entretenido sobre el vermut publicado hasta hoy. El vermut es una de las grandes bebidas tradicionales de España; pero ¿hasta qué punto sabemos lo que tomamos? Este libro nace para contestar a esta inquietud. En sus páginas,intento explicar las raíces y los orígenes del vermut. Es una historia tan vieja como el vino. ¿Cuándo nace con su forma moderna? ¿Cuándo llega a España? Este libro quiere ser, ante todo, iconoclasta: en él nada se da por sentado, se cuestiona todo para obtener una narración fiable y original, alejada de las leyendas y los mitos. Pero la historia no lo es todo: también hay que explicar cómo se produce el vermut y por qué. Para ello visité a elaboradores de los tres países con mayor tradición en esta bebida (Italia, Francia y España) y entrevisté a más de cincuenta personas de cuatro continentes –cada vermut es diferente, y así se presentan en laguía subjetiva incluida en este libro-. Al final, también se trata de un homenaje a estos hombres y mujeres que dedican su vida a alegrarnos los domingos y, ya puestos, los otros días de la semana, pues para los amantes del vermut este es un auténtico rito cotidiano. El gran libro del vermut no solo está pensado para aprender, sino también para disfrutar. En consecuencia, una parte importante del proceso de escritura se dedicó a buscar recetas, a entender los mejores modos de consumo de cada vermut. ¿Con o sin sifón? ¿Naranja o limón? ¿Un toque de ginebra? Las posibilidades son infinitas y hago muchas sugerencias. Y ya que hablar de aperitivo es hablar de comida, también encontrarán ideas de maridaje. Una de mis grandes convicciones es que el vermut es una bebida para todas lashoras. También de noche: por eso propongo más de cien recetas de cócteles. Y no solo clásicos: he pedido a los mejores bármanes delpaís que creen mezclas nuevas y originales para nuestro mayor deleite. Tanto el bebedor de vermut de toda la vida como joven aficionado obtendrán aquí las respuestas a todas estas preguntas que ni sabían que podían formularse. François Monti