«Como en los soliloquios de las grandes tragedias de Shakespeare, el hombre se desnuda frente al espejo. Y he aquí lo que el espejorefleja: el recuerdo nebuloso de la infancia y la juventud, o el de la embriaguez que le condujo a escribir aquel primer libro de las maravillas. Borradores, palimpsestos, silencios. Pero ahora, a solas consigo mismo, desespera por completo. Y he aquí lo que ve: su cuerpo ya no es la palabra bella ni el ...