Pablo Escobar es quizás la mente criminal más aterradora y compleja del último siglo. Para acabar con él en 1993, fueron necesarios cientos de agentes estadounidenses y un comando especial de la policía de Colombia, entrenado con el único fin de darle muerte. En el decenio anterior, había puesto de rodillas al Estado colombiano y asesinado a docenas de personalidades de la política y los medios de comunicación, casi mil policías y miles de ciudadanos inermes. También había acumulado una fortuna estimada en 3.000 millones de dólares de la época, producto de su reinado al frente de la industria de la cocaína.
A principios de los ochenta, Virginia Vallejo era la máxima estrella de Colombia, una joven presentadora de noticias divorciada a la que cortejaban los grandes magnates del país. En 1982, conoció a Pablo Escobar, cuando él era solo un representante suplente de la Cámara del Congreso colombiano, de clase popular y casado. En 1983, iniciaron una discreta 02014;aunque tormentosa02014;relación que duró hasta 1987. En el transcurso de ese lustro, Vallejo aprendería de Escobar el precio de los presidentes, políticos y militares de su país, y también el de los dictadores caribeños. El narcotraficante, por su parte, conocería de mano de la periodista el manejo del poder en Colombia, desde la perspectiva privilegiada de la única mujer educada y de clase alta que Escobar había tratado.
Amando a Pablo, odiando a Escobar es la crónica del origen de los grupos guerrilleros colombianos y del negocio del secuestro, del nacimiento de la gigantesca industria de las drogas y de la creación de las primeras organizaciones paramilitares. Es, también, una gran historia de amor, profunda y dolorosa, un thriller que nos va conduciendo a través de todos los matices de una relación prohibida y una visión íntima del legendario barón de la droga que partió para siempre la historia de Colombia, y su relación con el resto del continente y con el mundo.