La última gran crisis financiera estuvo a punto de romper la Unión Europea, sumió a sus ciudadanos en un pesimismo profundo y alentó los populismos, que trataron de aprovechar la oportunidad para imponer su agenda desglobalizadora. Sin embargo, es probable que lo peor de esta crisis múltiple haya pasado: el populismo sólo ha vencido en el mundo anglosajón con Trump y el Brexit, y previsiblemente la integración europea se reanude y se fortalezca.
Porque eso sería además lo coherente con la historia de Europa, que ha estado plagada de problemas y contradicciones, pero que sigue siendo un caso singular y de éxito. Desde la invención de la idea de progreso e individualismo, la Revolución Industrial y el establecimiento del estado de bienestar, Europa ha sido el lugar que ha catalizado muchos de los mejores logros humanos. La UE es uno de ellos. Sin embargo, tiene graves problemas de diseño, y la heterogeneidad cultural y económica de los Estados miembros hace que sea necesario un importante coraje político para, mediante una mayor integración, seguir por esa senda de innovación y progreso.
En La crisis existencial de Europa, un libro realista y osado al mismo tiempo, Molinas y Ramírez Mazarredo repasan el pasado del continente y sus hitos más importantes en los últimos siglos, hacen una radiografía del estado de la Unión en la actualidad y ofrecen un posible camino para el futuro. Un camino que, para eludir el inmenso coste de una no-Europa, nos conduzca a una mayor integración y convergencia que permita equilibrar la relación entre los Estados, fomentar el progreso económico y fortalecer las políticas de defensa y seguridad, al tiempo que se revisa a fondo la política migratoria.
El fantasma del pesimismo recorre Europa. Para superarlo, La crisis existencial de Europa plantea una acción concertada de todos los actores que instaure, más allá de fórmulas políticas y administrativas, un verdadero sentimiento de pertenencia a Europa.