A primera vista, nada diferencia a la joven rubia de pómulos perfectos que en 1975 se gradúa en la escuela de arte dramático de Yale del resto de las aspirantes a actriz de su generación: es guapa de un modo no convencional, va en bicicleta a todas partes, escribe un diario, dormita antes de actuar y sale hasta las tantas. Y, sin embargo, Meryl es distinta y pronto resulta evidente para todos.
Ya en su primera temporada en Nueva York consigue actuar en Broadway, ser nominada a los Tony y aparecer en las veraniegas representaciones de Shakespeare en Central Park. Antes de cumplir los treinta, actúa en películas míticas como El cazador, Manhattan y Kramer contra Kramer, por la que gana su primer óscar. Su vida privada, entretanto, sufre un vuelco: cuando está viviendo un gran romance con el también actor John Cazale, a este le diagnostican un cáncer y muere. En pleno duelo, conoce al escultor Don Gummer, con el que se casa seis meses más tarde.
Este es un retrato íntimo de los años que forjaron la carrera de la mejor actriz viva de Hollywood, la historia de cómo se gestó y llegó a su plenitud una de las trayectorias artísticas más reverenciadas de nuestro tiempo y una mirada única a la vida de una mujer en el momento en el que estaba a punto de convertirse en lo que es hoy: un icono.