Si Alejandro Sawa personifica la bohemia española del siglo XIX, nadie mejor que Pedro Luis de Gálvez (Málaga, 1882-Madrid, 1940) para representar la bohemia literaria del primer tercio del siglo XX, que fue quizás su periodo más brillante, pero también su final «canto de cisne». Si hubiera que eleg...
Si Alejandro Sawa personifica la bohemia española del siglo XIX, nadie mejor que Pedro Luis de Gálvez (Málaga, 1882-Madrid, 1940) para representar la bohemia literaria del primer tercio del siglo XX, que fue quizás su periodo más brillante, pero también su final «canto de cisne». Si hubiera que elegir un único libro que resumiese la época y la literatura de nuestra bohemia sería sin duda El sable. Arte y modos de sablear (1925), libro mítico donde los haya, gracias a su interés y a su rareza, ahora al fin reeditado. Gálvez fue no sólo un bohemio con una vida tremendamente dramática y pintoresca, llena de sucesos y anécdotas memorables, fue también un excelente escritor mucho menos recordado de lo que se merece. José Esteban, uno de los que mejor conocen nuestra literatura contemporánea y autor de un ya imprescindible Diccionario de la bohemia, traza en su prólogo una jugosa y sabrosísima semblanza de Pedro Luis de Gálvez que hace justicia al personaje.
Pedro Luis de Gálvez (Málaga, 1882-Madrid, 1940). Poeta y escritor bohemio. De vida errabunda y airada, conocido y temido en los ambientes galloferos y capitán de los hampones madrileños. Hijo de un general carlista, estudió en el seminario, del que se escapó. Trasladado a Madrid, ingresó en la Academia de San Fernando. Harto de sufrir las injusticias de su reaccionario padre, se escapó a París, donde vivió practicando la caricatura y ayudado por el cronista guatemalteco Gómez Carrillo. En 1904 fue detenido por injurias al rey y llevado a la cárcel de Ocaña, un vez liberado, vivió en Madrid la bohemia más ramplona y sangrante. Entre tanto Pedro Luis de Gálvez, se ha convertido en el primer sablista de España, temido por muchos y respetado por los otros. A la vez la fama de sus sonetos sigue implacable. Vive unos años en Barcelona, pero ya en 1927, lo encontramos en Madrid al frente de la Editorial Rubén Darío donde iniciará la publicación de sus obras completas. Se alinea políticamente con Ángel Pestaña, fundador del Partido Sindicalista, desgajado de la CNT y la FAI. Escribe para Solidaridad Obrera, el diario de la Confederación Nacional del Trabajo, y en 1937 comienza a publicar en el valenciano El Pueblo, periódico republicano fundado por Blasco Ibáñez y requisado por los anarquistas. En Valencia vive acompañado de Teresa y sus dos hijos. Le detuvieron en Valencia el 11 de abril de 1939 y, trasladado a Madrid, es sometido a un consejo de guerra. Su nombre suena en crímenes y asesinatos, sin precisión alguna. El bohemio trató de convencer a sus jueces de que no podía imputársele crimen alguno por sus bravuconadas durante la guerra. Pero fue condenado a muerte y fusilado el 30 de abril de 1940. José Esteban, Diccionario de la bohemia
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