A mediados de 1993, una vez concluida la gira de presentación del disco The Future, Leonard no encontró ningún motivo para seguir en Los Ángeles. No podía disfrutar del éxito que le había dado su trabajo, su relación amorosa con Rebecca de Mornay había llegado a su fin y se sentía atenazado por una profunda depresión. Fue entonces cuando hizo las maletas, cogió su Pathfinder y se dirigió al monasterio budista de Mount Baldy.
Durante más de cincuenta años, la necesidad de una completa autorreforma llevó a Leonard Cohen a una búsqueda espiritual a través del estudio del zen y del hinduismo, un inmenso y profundo trabajo personal cuya recompensa finalmente obtuvo en los últimos años de su vida.