Ningún otro trayecto ferroviario es comparable al Transiberiano, saludado en tiempos como “la joya más bella de la corona de los zares”. Hoy su nombre evoca una red de vías que, partiendo de Moscú y la Rusia europea, atraviesa siete husos horarios hasta llegar al Pacífico. Superviviente de revoluciones, guerras, catástrofes naturales y climatología extrema, esta histórica vía férrea da acceso a metrópolis contemporáneas, pueblos atemporales y bellos parajes.