Con la guerra civil («lejana y próxima a un tiempo, quizás más temida por invisible») como telón de fondo, Primera memoria (Premio Nadal 1959) narra el paso de la niñez a la adolescencia de Matia —la protagonista— y de su primo Borja. Los dos viven en casa de su abuela en un mundo insular ingenuo y misterioso a la vez. A través de la visión particularísima de la muchacha —sin madre y con el padre desaparecido—, asistimos a su despertar a la adolescencia, cuando, una vez se ha roto el caparazón de la niñez, el fuerte resplandor de la realidad ciega y asombra, y hasta a veces duele.