En su autobiografía Años interesantes. Una vida en el siglo XX, Eric Hobsbawm escribió que América Latina era la única región del mundo fuera de Europa donde se sentía realmente en casa. Siempre se sintió atraído por el potencial de la revolución social en América Latina: después del triunfo de Fidel Castro en Cuba en enero de 1959, «no había un intelectual en Europa ni en Estados Unidos» –escribió- «que no cayera bajo el hechizo de América Latina, un continente aparentemente burbujeante de la lava de revoluciones sociales».
El Tercer Mundo «trajo la esperanza de la revolución de vuelta al Primero en la década de 1960». Las dos grandes inspiraciones internacionales fueron Cuba y Vietnam, «triunfos no solo de la revolución, sino de David contra Goliat, de los débiles contra los todopoderosos». América Latina, pues, estuvo siempre presente en la vida y en la obra de Eric Hobsbawm, y a ella dedicó muchos de sus trabajos.