En Tanzania abundan las oportunidades de acercarse a los masáis; pasar un tiempo con los seminómadas barabaig; sentir la hospitalidad de una comida típica y los ritmos de los bailes tradicionales; charlar y hacer trueques en los mercados. Pero, por encima de todo, es el pueblo tanzano, con su cordialidad y la dignidad y belleza de sus culturas, lo que hace tan memorable la visita. Lo más probable es que se quiera regresar, a lo que la mayoría de los tanzanos dirán “karibu tena” (bienvenido un nuevo). Por otro, más que cualquier otro destino, Tanzania es la tierra de los safaris. Es posible avistar ñus, hipopótamos, elefantes y chimpancés e incluso contratar un safari en barco y pasar junto a los cocodrilos, ver a las jirafas sobre los baobabs, y contener la respiración mientras los leones rondan el vehículo en el cráter del Ngorongoro.