Ordena Ida Vitale los textos de este volumen como si de un personal bestiario se tratara. En ellos se rinde un sentido homenaje a la naturaleza a la par que a la palabra. Contemplando con una mirada tierna y reflexiva el entorno natural, entendido como espectáculo y reserva espiritual, Vitale nos anima a enamorarnos y redescubrir esa exhibición gratuita, generosa que nuestra tierra ofrece.