Hasta su muerte a los 104 años, Oscar Niemeyer (1907-2012) fue una suerte de fuerza arquitectónica imparable. A lo largo de siete décadas proyectó en torno a 600 edificios y transformó el horizonte urbano de ciudades como Bab-Ezzouar, en Argelia, o Brasilia, obra maestra en su país natal.
Con sus líneas fluidas, Niemeyer confirió dinamismo a las formas contenidas del Movimiento Moderno. En lugar de la austeridad de las líneas rectas, sus estructuras lucían trazos sinuosos y seductores. Llenó la jungla de hormigón de curvas gracias a edificios como el Museo de Arte Contemporáneo Niterói, el Edificio Copan o la catedral de Brasilia. En la futurista capital federal proyectó casi todos los edificios públicos, convertidos en parte esencial de la imagen que el mundo tiene de ella.
Con un gran número de ilustraciones y descripciones de los proyectos más destacados de su prolífica carrera, este libro presenta la visión única de Niemeyer y muestra cómo su trabajo transformó la concepción de los edificios comerciales, religiosos y culturales, y hasta la propia imagen pública de Brasil.