«Solo la visión irónica de la vida podrá salvar al inspector Tojeira de un país en la cuerda floja y de sus demonios familiares».
Domingo Villar
«Montoya escribe con un tono trepidante y directo. Te atará a la novela para que no te vayas sin ella a la cocina, al trabajo, al baño, a la tumba».
Juan Tallón
Si Alfred Hitchcock hubiese sido gallego, Con la muerte en los talones habría estado protagonizada por el inspector Antonio Tojeira.
Antonio Tojeira es un hombre feliz: lleva un año en Alicante como inspector de policía y disfruta del sol, la modernidad que trae el turismo en la España todavía triste de 1980 y una incipiente relación con Cruz, una echadora de cartas con quien comparte su pasión por lo esotérico.
Pero todo se torcerá debido a dos acontecimientos inesperados: un joven muere arrollado en extrañas circunstancias en la estación de tren y un télex llega de Madrid anunciando que cada comisaría del país deberá aportar un número determinado de inspectores al País Vasco. Alicante debe enviar a uno y Antonio sufre presiones de sus compañeros, al tiempo que una investigación parece dirigirle a una trama de policías corruptos, grupúsculos fascistas y oscuros intereses políticos.