Cincuenta años después del éxito de Historia de una escalera, Antonio Buero Vallejo (1916) ha estrenado, en el mismo escenario, su obra Misión al pueblo desierto. En ella, el autor sigue siendo fiel a su idea de considerar el teatro como un arma para fustigar las injusticias sociales. La miseria de los hombres -nos dice Buero- y de la sociedad debe ser enjuiciada críticamente; la grandeza humana que a veces brilla en medio de esa miseria también debe ser mostrada. Considerar nuestros males es preparar bienes en el futuro; escribir obras de intención trágica es votar porque, un día, no haya más tragedias.En Misión al pueblo desierto, ambientada, en parte, durante la guerra civil española nos presenta el tema de la licitud de la guerra y la violencia a través del enfrentamiento trágico entre dos concepciones de revolución, personificadas en sus dos protagonistas. Sin embargo, subyace en la obra un mensaje de esperanza en tanto que el lector se sienta en desacuerdo con los actos de intolerancia que se proyectan desde el pasado; en manos de cada lector está también que la guerra civil haya terminado definitivamente. Buero Vallejo, testigo lúcido de la sociedad en la que transcurre su existencia, ha conformado una producción dramática que se inscribe con justicia y brillantez en la historia de la cultura y del teatro occidental.