Un libro que deja al descubierto la falsa moral de Occidente en plena era de las crisis humanitarias.
Convertida instantáneamente en un clásico tras su publicación original en 2003, esta polémica obra aborda las crisis humanitarias que se han vivido en los últimos treinta años y cómo las organizaciones creadas para intentar proporcionar alivio en un mundo cada vez más violento y peligroso han traicionado su esencia y se han alejado de su propósito original.
Testigo de terribles guerras alrededor del mundo, David Rieff describe cómo el Comité Internacional de la Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, Oxfam y otras organizaciones humanitarias han dejado atrás el principio de neutralidad política para animar a la comunidad internacional a tomar partido para frenar las guerras civiles y las limpiezas étnicas, y cómo esta vindicación ha tenido costes muy altos: la falta de neutralidad aumenta el riesgo de no llegar hasta las víctimas y, además, implica que poderes mayores puedan usar estas organizaciones con otros fines.
Con nuevos textos sobre los retos actuales a los que se enfrenta el mundo de la ayuda humanitaria y a aquellos todavía más graves a los que probablemente tendrá que encontrar solución en el curso de la próxima década, en Una cama por una noche Rieff sigue defendiendo que para que el humanitarismo pueda dedicarse a aliviar el sufrimiento de las víctimas, ha de reclamar su independencia.
Reseñas:
«Un análisis tan fulminante como estimulante.»
The Wall Street Journal
«Pragmático, sofisticado y necesario.»
The New York Times
«Un libro tremendamente lúcido [...]. Un severo y penetrante análisis.»
Time
«Una llamada de atención para todos los que vemos el humanitarismo como la incuestionable y desinteresada respuesta al conflicto y a la pobreza en este nuevo mileno.»
Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura
«Una cama por una noche proporciona un excelente antídoto contra los clichés y las generalizaciones insustanciales que a menudo desdibujan y distorsionan los terroríficos problemas reales que conlleva ayudar a las personas más afligidas del mundo.»
Brian Urquhart, ex subsecretario general de las Naciones Unidas