Una plaga de demonios han saboteado las reservas de agua de Dresediel Lex. Para averiguar quién está detrás y reparar el daño, el Rey de Rojo envía a Caleb Altemoc, hijo de Temoc, el último de los sacerdotes de los antiguos dioses y protagonista de La primera y última nieve, un joven especializado en gestión de daños, que también se saca algo de dinero apostando. Una vez allí, Caleb se encuentra con Mal, una saltadora de tejados de la que queda inmediatamente prendado. Desde el principio, Caleb y Mal están unidos por el deseo, la magia y el azar, atrapados en un juego peligroso donde dioses y humanos son meros peones. Ambos yacen en el agua y bailan sobre el fuego, mientras las dos serpientes que duermen bajo la tierra empiezan a despertarse… y están hambrientas.