La colección de cuentos más reciente de la gran autora canadiense.
Una joven madre recibe consuelo inesperado por la muerte de sus tres hijos, otra mujer reacciona de forma insólita ante la humillación a la que la somete un hombre; otros cuentos describen la crueldad de los niños y los huecos de soledad que se crean en el día a día de la vida de pareja. Como broche de oro, en el último cuento acompañamos a Sofi a Kovalevski, una matemática rusa que realmente vivió a mediados del siglo XIX, en su largo peregrinaje a través de Europa en busca de una universidad que admitiera a mujeres como profesoras, y viviremos con ella su historia de amor con un hombre que hizo lo que supo por decepcionarla.
Anécdotas en apariencia banales se transforman en las manos de Munro en pura emoción, y su estilo muestra estas emociones sin dificultad, gracias a un talento excepcional que arrastra al lector dentro de las historias casi sin preámbulos.
«Ella odiaba la palabra escapismo referida a la ficción. Era más bien la vida real la que merecía ser tildada de escapismo...» Estas palabras, pronunciadas por uno de sus personajes, podrían referirse a toda la prosa de Munro, que pasea heridas hondas con inteligencia e ironía, con esa hondura feroz y austera que sorprende a quien lee, como si algo de nosotros mismos que no sabíamos, que quizá no queríamos saber, de pronto se hubiera deslizado en las páginas de un libro.
Reseñas:
«Quisiera que mis historias tuvieran que ver con la vida, que el lector no dijera: "Venga, esto no es real", sino que hallara en ellos una recompensa, pero no porque tengan un final feliz ni nada por el estilo, sino porque todo lo que la historia cuenta lo conmueva de tal modo que se sienta una persona distinta tras la lectura.»
Alice Munro, Premio Nobel de Literatura
«Su obra me pareció revolucionaria cuando la descubrí, y sigue pareciéndomelo ahora. Me enseñó que un relato puede lograrlo todo. Le da la vuelta por completo a la forma. Me inspiró para ir más allá, para derribar muros. Su obra demuestra que el misterio de las relaciones humanas y de nuestra psique sigue siendo la esencia y la fuerza motora de la literatura.»
Jhumpa Lahiri, The New Yorker
«"Disección" es la palabra que mejor describe la obra de Munro. ¿Cómo deberíamos llamar si no a la combinación de escrutinio obsesivo, exhumación arqueológica, recuerdo preciso y detallado y obsesión por el reverso más sórdido, miserable y vengativo que subyace en la naturaleza humana, la confesión de secretos eróticos, la nostalgia por la tristeza desaparecida y el regocijo por la plenitud y la variedad de la vida?»
Margaret Atwood, The New Yorker
«Alice Munro puede mover a sus personajes a través del tiempo como ningún otro escritor. No te percatas de que el tiempo está pasando, solo de que ha pasado. En este sentido, el lector se parece al personaje, que también se da cuenta de que el tiempo ha pasado y de que su vida ha cambiado, sin comprender bien cómo, ni cuándo, ni por qué. Esta rara habilidad explica en parte por qué sus relatos tienen la misma densidad y alcance de la novela. He tratado alguna vez de descubrir cómo lo hace, pero no lo he conseguido, y me alegro de ese fracaso porque nadie puede ni debe escribir como la magnífica Alice Munro.»
Julian Barnes, The New Yorker
«Si los relatos tratan de la vida, y las novelas del mundo, los espaciosos relatos de Munroe hablan un poco de los dos: el destino, el tiempo y el amor son los temas que más le interesan.»
Lorrie Moore, The New Yorker
«Una escritora maravillosa. [...] y qué alentador resulta para los que amamos el relato que honren [con el Premio Nobel] a esta maestra del cuento realista, "chejoviano".»
Joyce Carol Oates, The New Yorker
«Me habría gustado escribir cualquier cuento de Alice Munro. Me parece una maestra. Me ha ayudado a escribir sobre la maternidad, la amistad entre mujeres, las relaciones entre madres e hijas.»
Elvira Lindo, La 2TV
«De los pocos escritores (algunos vivos, la mayoría muertos) que tengo en mente cuando digo que la ficción es mi religión.»
Jonathan Franzen
«Alice Munro es extraordinaria, admirable. De primerísima fila.»
Javier Marías