René y Rosarito sobreviven vendiendo cachivaches en el mercadillo de la plaza mayor de una ciudad de provincias. Él busca en la lectura una salida a una vida incompleta y se gana un dinero extra cazando pajaritos, topos, lagartos y otros animales que prepara en platos deliciosos siguiendo recetas de lo más inusuales. Alrededor de la pareja merodean palurdos, guardias civiles retirados, aristócratas venidos a menos, inmigrantes polacas, un gallero filósofo, un taxidermista y un elenco de personajes propios de una España que se resiste a desaparecer, entre los que brilla Rocío, una gitanilla que provoca confusos sentimientos en René.
Comida y basura supone una inusual hazaña literaria en pleno siglo XXI: invocar la atmósfera psicológica y rural de Juan Rulfo, unos personajes propios de Delibes o Umbral, unos diálogos dignos de Almodóvar y la amenaza inminente de una tragedia lorquiana; y hacerlo con la habilidad de un poeta que escribe su primera novela.
Álex Prada debuta en la ficción con una historia que rinde homenaje a nuestra cultura y a los libros que lo han formado como lector, pero que no se parece a nada y que ha arrancado el asombro y los elogios de autores como Santiago Lorenzo: «Una gástrica lección de cómo incrustar un sentir en un idioma».