Con la maestría que le caracteriza y la experiencia de su dilatada carrera periodística, Ernesto Ekaizer describe en El crispavirus la reedición de un ciclo de la historia política contemporánea de España. Un ciclo de política dura. Un ciclo de polarización extrema, esta vez sin terrorismo. Un ciclo que precede con su virulencia —o pretende hacerlo— los cambios gubernamentales en nuestro país. Se trata de un método conocido, que podemos llamar de larga descomposición política provocada, que ya se
aplicó en 1993-1996, en 2004-2011, en 2016-2018 y ahora mismo, en unos momentos en los que España está asediada por las consecuencias sociales y económicas de la COVID-19. Si esa descomposición provocada logró abrir paso finalmente a la alternancia durante una larga época de hegemonía del bipartidismo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partido Popular (PP), ¿por qué esa estrategia habría de fracasar ante un Gobierno, el de PSOE y Unidas Podemos, que carece de mayoría parlamentaria y se muestra incapaz de tejer alianzas sólidas y duraderas?