Con un estilo inimitable, propio de un gran conocedor de la historia de España y de un escritor de raza, García de Cortázar afila su ingenio para abordar los numerosos tópicos que propios y extraños han difundido sobre España, su historia y sus gentes, desde su condición de martillo de herejes, su decadencia o su memorial atávico de guerras y exilios, y dinamita hasta la imagen de una Castilla arcaica y una Cataluña moderna o el nervio arrebatado de una tierra adicta a la utopía.