Lionel Shriver aplica su sagaz, irónica y feroz mirada al formato breve. Su primera e imprescindible colección de cuentos.
Un regalo de boda muy personal se convierte en una fuente de disputas; un árbol enfrenta a dos vecinos, que se verán arrastrados por una hostilidad creciente; un treintañero se resiste a abandonar el hogar familiar; un cartero espía las cartas que reparte; una cooperante en Kenia vive una aventura inesperada; un padre y un hijo se ven envueltos en una situación complicada en un aeropuerto; una pareja se enreda en una trifulca por la compra de una casa; un fugado de la justicia se harta del paraíso en el que se ha escondido; dos mujeres extranjeras se cruzan en Belfast en pleno conflicto...
Los variopintos personajes que pueblan los cuentos de Lionel Shriver viven situaciones tensas provocadas por la fijación por la propiedad. Por el empeño de poseer bienes inmobiliarios, objetos o personas. Como es habitual en la autora, las situaciones cotidianas pueden desbordarse en cualquier momento, y las personas en apariencia más cabales son perfectamente capaces de perder los papeles hasta límites insospechados.
Un abanico de parejas, padres e hijos, vecinos y familias se ven sometidos a una montaña rusa de engaños, obsesiones, miedos, deseos y desencuentros. Con su sagacidad –y afilado estilete– de costumbre, Shriver escruta y radiografía la sociedad contemporánea en estos cuentos que pueden ser al mismo tiempo desoladores y descacharrantes, hirientes y poéticos, virulentos y profundos. En la brevedad del relato la autora no pierde ni un ápice de su mordiente: la condensa en un elixir irresistible.