La importancia y fama de El origen de las especies (1859), el libro en el que Charles Darwin (1809-1882) presentó la teoría de la evolución de las especies, ha hecho que otras obras suyas sean, injustamente, mucho menos conocidas. Tal es el caso de un texto fundamental: El origen del hombre, y la selección con relación al sexo (1871), dedicado a estudiar la continuidad que existe entre la especie humana y otros animales. Se trata de una cuestión -que Darwin eludió en El origen de las especies- que surge inmediatamente en cualquiera que defienda que las especies han evolucionado a lo largo del tiempo. Y no es solo que surja inmediatamente, sino que nos interesa, a nosotros los humanos, particularmente: ¿qué lugar ocupamos en esa historia evolutiva?, ¿y que función desempeña un tipo de selección, la sexual, que dice que no solo cambian a lo largo del tiempo los caracteres generales de una especie, sino que también pueden variar las características de los dos sexos? Esta cuidada traducción al castellano de El origen del hombre va acompañada de dos estudios a cargo de dos distinguidos investigadores, Joandomènec Ros y Carles Lalueza-Fox, que permitirán no solo comprender bien su contenido sino también situarla mejor en el contexto de la ciencia actual.