La familia Elliot ha vivido durante siglos en una casa llena de leyenda y misterio. Como Mil Veces Tatarabuela, sus integrantes perduran desde la época de la Esfinge, excepto Timothy, el niño expósito que la familia ha adoptado y que registra los prodigiosos acontecimientos que se viven en la mansión. Ahora toda la familia se prepara para la fiesta de Halloween, la Noche de las Brujas, y esperan ansiosos la llegada de los invitados.
Pero la alegría viene acompañada de un sentimiento de fatalidad porque el mundo ha dejado de creer en fantasmas y la casa se va transformando en un refugio para muchos de ellos: una bella durmiente que vive a través de los ojos y los oídos de las personas que visita en sueños; un tío con alas enormes y, sobre todo, la Gran Tatarabuela, una momia vetusta que habla a través del polvo. Sólo Timothy sentirá el paso del tiempo, pues es el único que deberá envejecer y morir, y será el testigo de la lucha de la familia contra la posibilidad de estar acercándose a su propio fin.