Aunque Juanita la Larga (1895) refleje las costumbres de la sociedad rural cordobesa de finales del siglo XIX, Juan Valera (1824-1905) mantiene en esta novela sus principios estéticos, opuestos al determinismo naturalista: «En el mundo de la fantasía, que es el mundo de la novela, debemos admitir, no ya como verosímiles, sino como verdaderos, todos los legítimos engendros de la fantasía». Este «último idilio clásico de la literatura española» en el que se relata la historia de amor entre un viudo cincuentón y una joven que, marcada por el estigma de hija ilegítima, se esfuerza por reafirmar su personalidad, es una historia que rebosa fuerza, frescura y humor.
Prólogo de Francisco Caudet