No existen los pasos perdidos. Cada paso y cada paseo están dotados de un sentido oculto, es decir, de una dirección, pero también de un significado, que apuntan hacia un índice utópico por conocer. Entre la maraña de trayectorias y tensiones que han dado forma a nuestras ciudades, Matthew Beaumont sigue en El caminante el rastro de las huellas que algunas de las voces más destacadas de la modernidad (Breton, Poe, Dickens, Chesterton, Woolf, Bataille) han dejado sobre las calles que transitaron infatigablemente para trazar los contornos de una poética y una política del caminar desde las que generar espacios de esperanza.