Más allá de la Tierra Media constituye parte del legado literario y vital de la escritora estadounidense Gamel Woolsey. Siempre a la sombra de su compañero, el proteico Gerald Brenan, hispanista original y de enjundia, su voz poética, elegante y sigilosa, tras muchos años silenciada, se publica por primera vez en español. Desfilan por sus poemas la infancia y el paso del tiempo; el amor físico y el platónico, aunque también su pérdida; la literatura, el arte y la música como modos de salvación. Pero descuella, sobre todo, el extrañamiento ante la Naturaleza y sus ciclos, esto es, el choque con la realidad y la búsqueda de respuestas frente a la muerte. Toda su escritura parece entonces sustentarse en la carencia: la vida es en sí misma un déficit. Woolsey siempre creyó en la existencia de otro nivel intermedio entre la realidad y el sueño, entre la carne y la fantasía. Es decir, traslada a sus poemas objetos y cuestiones terrenales, aparte de intuiciones, lecturas y sentimientos, y los escribe desde la Tierra Media, un refugio del que extrae un aprendizaje contundente: el paisaje es ella y el verdadero viaje es el de la conciencia y la imaginación.
Se rompe por primera vez en español el silencio poético de Gamel Woolsey, mucho más que la compañera inseparable del hispanista Gerald Brenan.
Elizabeth Gammel Woolsey (1895 o 1897, Aiken, Carolina del Sur-Churriana, Málaga, 1968), más conocida como Gamel Woolsey, es autora de un memorable escrito autobiográfico acerca de la Guerra Civil, El otro reino de la muerte, así como de dos novelas y numerosos poemarios, la mayoría póstumos. Nació en el seno de una familia terrateniente y vivió una infancia idílica en la que descubre, gracias a su hermanastro Convers, la literatura y el arte. Luego, tras recuperarse de una tuberculosis, se lanza a la bohemia de Nueva York, para vivir los años felices del Greenwich Village. Tras el matrimonio fallido con el periodista neozelandés Rex Hunter, conoce al escritor Llewelyn Powys, con el que vive un intenso idilio, y acaba instalada en Dorset, Inglaterra. Su vida cambiará por completo cuando conoce a Gerald Brenan, en 1930, y emprenden una relación de casi cuarenta años, después de «casarse» simbólicamente en Roma, en abril de 1931. Fueron décadas de viajes por Europa y Estados Unidos, pero también de guerras. Del encuentro crucial con España y de los intensos Golden Years vividos en Andalucía, y fundamentalmente en su casona de Churriana, Málaga, nace una escritora invisible y negada por algún mandarín, además de editor-poeta, lo que determinó su caída en el vacío. Gamel Woolsey murió en 1968, en su casa-jardín de Churriana, hoy sede de un dinámico equipamiento cultural dependiente del Ayuntamiento de Málaga, que no hace más que reivindicar su existencia y su alta producción literaria.