Un ensayo sobre la condición del sujeto moderno de la mano de Félix de Azúa, uno de los principales intelectuales de nuestro país.
En esta nueva edición, Félix de Azúa regresa a Baudelaire, un autor que ha estudiado durante toda su vida. De hecho, las distintas partes que integran el volumen conforman algo así como los momentos esenciales de su trayectoria intelectual. La sección más antigua, sobre la obra de Baudelaire en general, fue publicada en 1978. Muchos años después, en 1992, Azúa amplió su viejo trabajo con una reflexión sobre la dimensión estética del poeta francés titulada «El artista de la modernidad». Y ahora, el autor completa la secuencia con un texto inédito, «Algunos rasgos del joven Baudelaire», que cierra una meditación de más de cuarenta años sobre la configuración moderna del arte y la literatura, imprescindible para entender el mundo de nuestros días.
«En estos últimos tiempos», dice Félix de Azúa en el prólogo, «me ha parecido que volver a Baudelaire era una necesidad, del mismo modo que Hölderlin, desesperado por la sociedad que se le avecinaba a comienzos del siglo XIX, creyó que no había otra tarea significativa más que volver a los griegos y estudiar cómo fue posible tanta grandeza. De manera parecida, quizás también pueda ayudarnos a sobrevivir un regreso a Baudelaire, capaz de sugerirnos algunas indicaciones sobre el mundo que comenzó a crecer a comienzos del siglo XXI, un mundo cada día más incomprensible en el que gobierna la mentira, el engaño, la demagogia y el populismo sobre un panorama en ruinas y unas masas totalmente desnortadas, esclavas de sus aparatos electrónicos.»
Con esta nueva edición, al cuidado de Andreu Jaume, el clásico ensayo de Félix de Azúa renueva su vigencia para las próximas generaciones.
La crítica ha dicho...
«Después de la muerte de Octavio Paz, no creo que haya en nuestra lengua un ensayista más personal, cosmopolita e ilustrado que Félix de Azúa.»
Mario Vargas Llosa
«Félix de Azúa es la moderación, el equilibrio, la liberalidad, la independencia de juicio, el pensamiento profundo.»
Luis María Anson
«Félix de Azúa lleva ocupándose desde hace tiempo de una serie de cuestiones y lo ha hecho siempre con una distancia amable, como si anduviera escribiendo siempre con una sonrisa y escapando de la solemnidad como de la peste, atento a meter el pie cuando fuera posible para encontrar un hueco entre las palabras y sacudir con una provocación. A la manera de un tipo travieso que disfruta en la tarea de aprender, aunque el aprendizaje resulte al cabo el aprendizaje de la decepción, y vaya descubriendo que el resultado nunca es producto de un cálculo ni obedece a lo previsto, y que es totalmente falso que "el escritor posee o controla sus intenciones".»
Babelia
Sobre Génesis:
«Ni se ha encerrado a complacerse con su mitología ni a prolongar ningún tipo de virtuosismo: Félix de Azúa sigue trabajando en una tradición abierta, disconforme, tratando de ver algo en medio de la actual oscuridad.»
Andreu Jaume, El País
«La verdadera cortesía no es la claridad, que también, sino el humor y la ironía como antídotos de la retórica, eficacísima triaca contra la melancolía y, no pocas veces, atajos hacia la verdad.»
Andrés Trapiello, El País
«Los textos de Azúa aportan una mirada distinta: tan bien informada como creativa, tan sofisticada como sarcástica, tan seria como desmitificadora.»
Agustín Fernández Mallo, El Cultural