Las tres novelas gráficas de Maestra de Pueblo reunidas en un pack.
«Doy clase, vigilo los recreos, corrijo cuadernos, me coordino, atiendo a las familias, programo en casa, me formo en mi tiempo libre pero... ¡tengo muchas vacaciones!»
Maestra de pueblo, la profe más popular de internet, nos cuenta sus aventuras en estas divertidas novelas gráficas.
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Maestra de pueblo con L de novata
María apenas ha pisado el campo en su vida, pero cuando le ofrecen por primera vez trabajar en un colegio, no le importa que sea en un pueblecito perdido en medio de la sierra, y se lanza al ruedo sin pensarlo: ¡Por fin va a ser maestra! Pero no solo eso, también conocerá la realidad de las aulas y de los pueblos al mismo tiempo.
Esta maestra con L de novata se verá obligada a sacar toda la artillería para sobrevivir durante un curso como tutora de una revoltosa clase de segundo. Lo que nadie le enseñó en la facultad es que, en su día a día como maestra, también tendría que ser una excelente: juez, detective, enfermera, mecánica multitarea, diseñadora, banquera... y todo ello, sin perder la vocación de enseñar.
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Maestra de pueblo. Estado civil: opositora
María ya no es una maestra novata, pero continúa de sustitución en sustitución; quince días aquí, tres allá, veinte un poco más para acá. Pese a que lleva más kilómetros a las espaldas que Forrest Gump y a que ya se conoce los colegios de media provincia, esta joven no pierde la esperanza de obtener su propia plaza algún día. Además, este año le toca presentarse a las oposiciones, así que no le queda otra que liarse la manta a la cabeza.
Entre las noches en vela por el estudio y las mañanas dando clase en pueblos remotos, no podrá disimular las ojeras de oso panda ni con una brocha. Aun así, María tendrá que enfrentarse a las vaciladas de los de sexto, a la primitiva tecnología de las aulas de informática, a las puñaladas traperas del claustro y, por si fuera poco, este curso, además, también aprenderá quién lleva realmente la batuta en las escuelas (¡incluso más que Inspección!).
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Maestra de pueblo. Borrón y cuenta nueva
Ahora que María ha aprobado las oposiciones y ha conseguido (¡por fin!) una plaza fija, su vida de maestra debería ser maravillosa. Ya no tiene que recorrer tropecientos kilómetros para dar clases en la Conchinchina, y lo de estudiar de lunes a domingo es cosa del pasado. Sin embargo, nada más comenzar el curso, todo se complica.
No se trata de un berrinche de novata; es que ya no puede más. En el nuevo centro se siente más perdida que un pulpo en un garaje, y no solo porque le haya tocado la clase más revoltosa o porque la directora sea un auténtico desastre... Por muy buenas que sean las intenciones de María, nada parece ir bien: su paralela le hace la vida imposible, los padres confabulan en su contra en el grupo de Whatsapp, y en el huerto escolar que ha montado no crecen más que malas hierbas... Además, y por si no fuera suficiente con sobrevivir al día a día, ¡este año le ha tocado organizar la acampada de fin de curso!
Y es que, por mucha experiencia que tenga, una maestra nunca deja de aprender.