Luis Quintanilla, fue, como otros muchos hombres de su generación, un espíritu inquieto, que le llevó a recorrer el mundo y que, al reconocer su verdadera vocación, la pintura, se instaló en el mágico París anterior a la Primera Guerra Mundial, donde conoció a grandes artistas como Degas, Modigliani, Picasso, Chagall y un larguísimo etcétera, destacando su amistad con Juan Gris, su verdadero maestro en su etapa cubista. Aprendió a pintar al fresco en Italia, donde llegó a conocer A Mussolini. El ascenso del fascismo le llevó a su vuelta a España a afiliarse al PSOE. Por espacio aproximado de un año permaneció en la Cárcel Modelo de Madrid, al ser detenido en su estudio el Comité Revolucionario que organizaba la Huelga General de 1934. Su descripción del diario acontecer en prisión resulta sorprendente. En la Guerra Civil, su compromiso con la causa republicana le obligó a desempeñar tareas más propias de un militar que de un artista. En 1937 recorrió los frentes de guerra realizando una magnífica colección de dibujos que se expusieron en el MoMA de Nueva York. En 1939, asentado en esa ciudad, realizó los frescos para la Exposición Universal, desaparecidos durante décadas y que hoy se exhiben en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria. Sobre estos acontecimientos descubrimos abundante información en estas apasionantes memorias, que finalizan en 1939. También se habla de su largo exilio en Nueva York y París, a través del estudio introductorio, así como del rocambolesco proceso de recuperación de los frescos de la guerra.
Luis Quintanilla (Santander, 1893-Madrid, 1978). Fue marinero, boxeador, pintor, dibujante, fresquista, repujador, grabador, ceramista, escritor, espía, memorialista, retratista, escenógrafo, cineasta, autor teatral, ensayista e ilustrador. Le sorprendió la guerra dando las últimas pinceladas a los frescos del Monumento a Pablo Iglesias, a partir de ese momento se compromete con la II República con encargos que le posibilitan como un extraordinario testigo de guerra: participó en el asalto al Cuartel de la Montaña, vivió la situación del Alcázar de Toledo y dirigió una red de espionaje que tenía a Luis Buñuel como intermediario con la Embajada Española en París. En 1938 parte hacia Nueva York para pintar los frescos de la Guerra Civil. Inicia así un largo exilio primero en EEUU y desde 1958 en París, allí redacta sus memorias Pasatiempo. La vida de un pintor. En 1976 regresa a España, donde muere dos años más tarde.
Esther López Sobrado. Biógrafa de Luis Quintanilla, ha comisariado las exposiciones: Luis Quintanilla. El legado de Paul Quintanilla y Luis Quintanilla, testigo de guerra. Se ha ocupado de la edición de los siguientes textos del pintor: Los cuentos de Mariviento, De pintura. Vidas comparadas de artistas, La España negra de Franco o Los rehenes del Alcázar de Toledo. Su trabajo ha sido esencial en el rescate de los frescos de Quintanilla Ama la paz, odia la guerra, recuperados por la Universidad de Cantabria, y ha sido la documentalista de Los otros Guernicas, de Iñaki Pinedo, documental en el que se recoge la peripecia vital del pintor y las andanzas de los frescos, preseleccionado en 2011 para los Premios Goya.