Detener a los delincuentes antes de que cometan un crimen no es solamente el argumento de Minority Report, la famosa película de Steven Spielberg. Es también la fe que, desde el atentado de las Torres Gemelas, mueve la mal llamada «guerra contra el terror». En sus engranajes crujen no solo los detenidos (culpables o inocentes, eso parece secundario), sino el concepto mismo de delito e incluso de realidad fáctica. El relato preventivo en España presume de más de ochocientos detenidos, pero ocho de cada diez han sido absueltos.
Más allá del ámbito del yihadismo, esta crónica se ocupa de la calidad de la información, de su importancia para la vida. Las historias reales que los autores rescatan (y que a ratos parecen salidas de la ciencia ficción) exploran el cruce entre la propaganda y la vida. En ese ángulo muerto transcurre la historia de una madre que denunció a su exmarido por viajar a Afganistán en 2001 sin que nadie le hiciera caso; la de unos policías expertos en el uso de la fotocopiadora en un montaje que alarmó a Estados Unidos; la de un confidente cuyo falso testimonio permitió condenar a once inmigrantes del Raval de Barcelona; y la de unos terroristas imberbes y su líder, el imán de Ripoll, que pasaron desapercibidos para el radar policial hasta el atentado de La Rambla en 2017.