Una antología de artículos y viñetas esencial para acabar,
de una vez por todas, con la política española.
«Gascón, lúcido analista de la política española.»
Javier Cercas, El País
La Ley Gascón consta de un único artículo y una apostilla, a saber: «Toda sátira es profecía. Toda parodia es eufemismo». Es posible que esto sea cierto en todas las épocas, pero una de las características de la conversación pública actual es el ciclo informativo de veinticuatro horas y siete días a la semana, que va muy deprisa y que a la vez no se dirige a ninguna parte. No solo se confunden lo urgente y lo importante, también se mezclan lo real y el simulacro.
En los últimos cinco años España ha vivido un golpe de Estado posmoderno, cuyos protagonistas todavía no saben si iba en serio o no; una moción de censura contra un presidente del Gobierno que decidió emborracharse mientras lo echaban, y de la que salió un nuevo presidente apoyado por los que habían protagonizado un pronunciamiento civil unos meses antes; el primer Gobierno de coalición, con el sostén de un partido que se oponía a la casta y que consiguió colocar a un matrimonio en el Consejo de Ministros; el ascenso y hundimiento de un partido de centro liberal y el surgimiento de una fuerza de ultraderecha. Mientras, científicos sociales explicaron lo que es el sesgo y luego lo ejemplificaron con su comportamiento.
Enfrentado a tamaño panorama, Daniel Gascón habla de temas que le importan a través de formas que le gustan, con el humor como lente fundamental y la viñeta como ilustración certera. Fake news es una especie de crónica de hechos alternativos, así como un extraño intento de diagnóstico. Porque, como la realidad se empeña en recordarnos cada día, toda sátira es profecía y toda parodia es eufemismo.
De Un hípster en la España vacía se dijo:
«Libro con aires de parodia, entretenido hasta decir basta, irreverente sin hacer sangre, sobre un varón urbano, paladín de la Nueva Masculinidad, sabihondo, dogmático, ridículo, que se instala en un pueblo de Teruel con el noble fin de dar lecciones de modernidad a los lugareños.»
Fernando Aramburu
«La principal virtud de esta novela es aquello que, en este país donde goza de tanto prestigio la solemnidad pomposa y palabrera, muchos considerarán su peor flaqueza: su humildad, su falta absoluta de pretensiones. Gascón, lúcido analista de la política española, pergeña un retrato demoledor y exactísimo, además de hilarante, de la realidad de nuestro país; también un retrato compasivo: al fin y al cabo, el hipster del título no es más que un tonto entrañable, que es casi lo máximo que se puede aspirar a ser en esta vida.»
Javier Cercas, El País Semanal
«Los contrastes saturadísimos de estas páginas tienen una gracia de cartoon adulto contagiosa. El conjunto es irreverente, sí, pero más amable que cruel, a condición de que el lector sepa reírse de sí mismo o de su padre cuando llegue el momento de verse reflejados/deformados en algún rasgo.»
Nadal Suau, El Cultural