En paralelo a la guerra contra el patriarcado se está llevando a cabo una batalla entre las propias mujeres. Una pugna en la que amigas, colegas de trabajo o familiares compiten por el éxito, por su aspecto y por una idea determinada de lo que es la maternidad o la pareja. No se trata de un mito, ni de un estereotipo abolido por la última ola feminista, sino de una realidad que experimentan casi todas las mujeres y de la que no se habla.
Tras el éxito de El síndrome de la impostora las autoras reflexionan en este libro sobre la rivalidad femenina como una herramienta más del sexismo, pero también como una vía de emancipación. Mientras que la competencia entre mujeres se ha considerado contraria a los valores habitualmente asignados al sexo femenino –la delicadeza, la solidaridad y la empatía–, con los hombres no solo se acepta y se valora, sino que incluso se ritualiza: ¡que gane el mejor!
El libro desvela cómo la interiorización del pensamiento misógino y el miedo a ser vistas como «histéricas» impiden a las mujeres afrontar la competición como un proceso natural y saludable. Nos ayuda a entender las raíces históricas, psicológicas y biológicas de la rivalidad femenina y nos da las claves para que nos apropiemos de ella tanto en un entorno personal como profesional con el fin de alcanzar la verdadera sororidad.