Eric tenía todo lo que podía desear un hombre: una mujer, un hijo, un hogar. Pero cuando el crimen y la sospecha llaman a su puerta, descubrirá que no conoce a nadie... ni siquiera a los que más quiere. La pequeña Amy, hija del frutero del pueblo, ha sido secuestrada. Y el principal sospechoso es Keith, el hijo adolescente de Eric. La presión policial y las elusivas miradas de los vecinos dan pronto paso a algo mucho peor: una duda que crece como un cáncer en el alma del propio Eric. Un sentimiento voraz y espantoso que alcanza no sólo a su hijo, sino a los recuerdos de su propia infancia, que esconden un terrible secreto que nunca ha querido ver.
Thomas H. Cook construye una trama de un suspense casi insoportable, una historia que atrapa el corazón del lector en un puño y no lo suelta.
Y nos ofrece, también una profunda reflexion sobre lo poco que conocemos realmente a aquellos con quienes compartimos la vida.