Un febril y hermoso intento de capturar el ardor y la pasión de un amor de verano.
Grady McNeil tiene diecisiete años y ha conseguido convencer a sus padres para que la dejen sola en el piso de Central Park mientras ellos hacen un crucero de verano. Nadie se explica por qué la jovencita desdeña las delicias de Europa por el ardiente verano de Nueva York. Pero Grady tiene un secreto: está enamorada. Y el suyo es un amor que deberá saltar barreras muy poderosas. Porque Grady, que definitivamente ha nacido en lo más alto de la escala social, se ha enamorado de Clyde Manzer, un jovencito de veintitrés años que trabaja en el parking donde ella guarda su coche. Y Clyde es judío, veterano de guerra –estamos en la década de 1940, poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial– y de clase media baja, muy baja. Y a medida que avanza el verano, y crece el esplendor de los cuerpos, lo que empezó como un amorío de vacaciones se irá volviendo más serio, más turbio, más equívoco...
En 1966 Truman Capote, tras el éxito de A sangre fría, se mudó y abandonó una caja con papeles y viejas fotografías que el portero del edificio rescató de la calle y guardó. En 2004, el contenido de esa caja fue subastado en Sotheby’s. Y allí estaba el manuscrito de este Crucero de verano, la novela que Capote había comenzado a escribir en 1943, en la que siguió trabajando ocasionalmente durante años, y que luego abandonó.