Casi todos hemos sido testigo de situaciones en las que parece adecuado que un médico ayude a un enfermo terminal a morir. En parte por esas experiencias, cuando nos preguntan si estamos a favor de la eutanasia respondemos que sí, queriendo decir que preferimos morir sin dolor. Pero supongamos que la pregunta es: «Si fuese un enfermo terminal, ¿preferiría recibir tratamiento para eliminar el dolor o que un médico diese fin a su vida?» Entonces, la respuesta suele ser distinta.