En una alucinante duermevela, un joven de buena familia desarraigado, que vive como un don nadie al borde de la marginalidad, nos arrastra a una auténtica pesadilla de violencia, incomunicación y soledad. En una caótica ciudad, disueltas ya las categorías sociales en la apocalíptica promiscuidad del desencanto, del miedo y del deterioro moral, el narrador, criado en un mundo parapetado tras la seguridad de blindadas y lujosas mansiones, se ve un día catapultado por casualidad 02014;¿o por elección propia ?02014; al submundo periférico de la delincuencia que actúa en esa frontera, ya imprecisa, con la sociedad de los guapos y ricos a la que va socavando poco a poco. Ese narrador «descolgado», verdadero estorbo para todos, que se ve involucrado en una tensa odisea de atracos, secuestros, robos, asesinatos y estupros, vuelve a la vieja y semiabandonada finca familiar en busca de paz. Pero otros inquietantes fantasmas02014;¿o los mismos ?02014; le esperan también en ese nostálgico escenario de la infancia02026;