En un día de Año Nuevo, Gabriel, hombre sedentario y obstinado en ser una persona normal y corriente, es presa de pronto de una pasión arrebatadora por una mujer -«la más bella del mundo»- que visita con sus hijos el Jardín Botánico de París, donde él trabaja. Los dos están casados, por lo que ese amor parece imposible, pero «aquí comienza el milagro y el dolor de un adulterio eterno», en palabras del propio autor. Durante treinta y cinco años, Gabriel y Élisabeth, amantes a la antigua, se evitarán y se reencontrarán, entre la exaltación y la tristeza, en un viaje enloquecido por lugares tan dispares como Sevilla o Pekín. Con los años, decidirán vivir su amor como una leyenda, ajena siempre a la moral establecida, y descubrirán que la única verdad, la única dignidad, la única aventura, es el tiempo. Éste es, pues, el retrato de un animal en extinción, pero aún indomable: el sentimiento amoroso.