Elsa, una joven pintora, se ha visto obligada a abandonar su casa ante unas amenazas de muerte de las que desconoce la razón, y marcha a otra ciudad a vivir con su abuelo. En esa suerte de exilio que nadie desea tomar en serio, Elsa se adentra en las intrincadas relaciones humanas, que había descuidado para dedicarse a la pintura, y se mueve entre la propia historia de su familia y, sobre todo, la de una prima con la que comparte nombre y apellidos. De ese modo se enfrenta a su fragilidad, a los errores, a la mezcla de identidades, a vivir una vida equivocada sin saberlo. ¿Es posible que incluso al morir se produzcan confusiones?