Lydie Salvayre, autora francesa de raíces españolas, causó sensación en Francia con esta obra, que recibió el Prix Novembre 1997 y fue elegida por la revista Lire como la mejor novela de ese mismo año. La compañía de los espectros retrata con un estilo poderosísimo dos personajes femeninos inolvidables encerrados en un ambiente claustrofóbico y de locura que hunde sus raíces en la guerra civil española.
Dos mujeres, madre e hija, viven recluidas en un pequeño piso de un suburbio parisiense. Un día de abril de 1997 se presenta en su casa el señor Échinard, un agente judicial encargado de proceder al inventario de sus bienes, que han sido embargados. Su visita desata el terror. La madre, la señora Rose Mélie, reconoce de inmediato en ese intruso a un soldado a las órdenes de Darnand. Y es que para ella el mundo parece haberse detenido en 1943: Rose vive como si Francia siguiera bajo la Ocupación, y Darnand, Pétain y tantos otros continuaran en el poder. De hecho, no ha dejado de hablar con ellos y de insultarles. La hija, Louisiane, se tapa los oídos, exasperada por las elucubraciones de su madre, por sus estallidos de ira contra los espectros que pueblan la casa. Ante el impasible funcionario, las dos mujeres dan rienda suelta a furiosos soliloquios que trazan el relato procaz e hilarante de su memoria y sus miedos, de su historia y sus sufrimientos.
El lector se ve literalmente arrastrado por la autora en el complejo laberinto de los devastadores efectos de la memoria, cuando se empecina en echar el ancla en un temible tiempo pasado, enfrentada a un presente sin duda mucho más trivial, pero no menos grotesco y patético.