En el curso de sus investigaciones sobre Leonardo da Vinci, y siguiendo la
pista del trabajo de este gran artista y científico del Renacimiento, los
autores conocieron la existencia de una religión secreta escondida. Guiados por
insinuaciones según las cuales esta religión seguía existiendo, encontraron el
rastro en una iglesia del siglo XIX, en Londres.
Este fue el inicio de una intensa búsqueda en el tiempo y el espacio, que llevó
a los autores al corazón del ocultismo europeo y a la historia de misteriosas
órdenes, como los francmasones, los cátaros y los caballeros templarios, de
oscura reputación y evidentes conexiones con el mundo imaginario del misticismo
de Oriente Medio.
La pista retrocede a la extensión de las ideas y las creencias del siglo I d.
C. y a la devastadora nueva visión del carácter real y supuesto papel que
desempeñó el fundador de la cristiandad, así como a la intervención de Juan el
Bautista y María Magdalena.
Una visión todavía mantenida en secreto por tribus perseguidas en el mundo
árabe y por personajes altamente sofisticados, en Occidente. Al revelarlo, los
autores presentan un secreto histórico, preservado a lo largo de siglos,
codificado en obras de arte e incluso en las grandes catedrales góticas.