Más allá de ser el autor del más famoso teorema matemático, Pitágoras fue un
místico que buscó el conocimiento a través de muchas materias. Viajó por todo
el mundo conocido, llegando probablemente hasta la India en su persecución de
una respuesta espiritual a la existencia, y estableció una colonia de
seguidores en el sur de Italia para poner en práctica sus ideas sobre la
sociedad y el espíritu. Su biografía, no obstante, descansa más en la leyenda
que en la historia. En el trance hacia la muerte, rodeado de algunos discípulos
y acosado por sus enemigos, el filósofo repasa su vida dialogando con Amset, el
guardián de la muerte. En esta novela somos testigos de excepción de esa
conversación que traza la partitura de la música del universo.