«En asuntos de poesía, una de las cosas buenas que acarrea cumplir muchos años de vida y bastantes de oficio acaso sea el gusto creciente por la claridad y sencillez de dicción, que se une al culto decreciente de una neurosis clásicamente juvenil: la de ser original o distinto a toda costa.» Así nos presenta su libro el autor, «poeta en diwan» que, en clara alusión al título de Goethe, propone su propio autoanálisis usando como referencias 02013;y reverencias02013; formas y motivos heredados de distinto origen.
Si en la primera parte «Diwan de Occidente», los poemas ahondan en su reflexión sobre el desengaño, la vejez, la propia biografía, en la segunda, «Diwan de Oriente», el sujeto lírico parece adelgazar la voz, abreviarla, y cargar de alusiones y silencios composiciones más desnudas sobre la aceptación de lo inevitable. En una y otra sección, sin embargo, se emplean registros, temas, músicas, formas o atmósferas de poetas alejandrinos, helenísticos, de la baja latinidad, del medio y del extremo Oriente. Escritor dúctil y siempre deslumbrante, Martínez Sarrión sabe alternar el tono meditativo y grave con el irónico y leve; el estilo fuerte, rotundo, desgarrado, que muchas veces descubre en un quiebro inesperado la emoción, con otro ingrávido y terso, de trascendida concreción. Y, en todos ellos, demostrar el dominio de una lengua y sintaxis de extraordinaria precisión y riqueza