Una Lisboa marginal que acoge un pequeño universo de personajes que giran en torno a su propia soledad y aislamiento. Un padre ingenuo - que cree que Gardel no murió en aquel accidente aéreo - y una tía empecinada acuden a un hospital para velar el estado de coma de un joven heroinómano.
El estado de coma de un joven heroinómano y la urgencia en visitarlo de su tía y de su padre, un pobre diablo convencido de que Carlos Gardel no murió en un accidente de avión, son el punto de partida de esta extraordinaria novela que, a ritmo de milonga o de tango, desarrolla una fascinante visión poliédrica de la peripecia vital y reflexiva de todos sus personajes. Una Lisboa marginal y decadente los acogerá en ese despojamiento íntimo, no exento de ironía y humor, que cada uno a su modo irá llevando a cabo y que cobrará más y más fuerza a medida que vayamos comprendiendo el absurdo implacable de la lógica de la muerte. Los monólogos, que harán variar la objetividad de los acontecimientos, girarán como un disco rayado alrededor del vacío de sus propias existencias.