La «caja tonta», en contra de lo que pueda parecer, puede ser una eficaz herramienta educativa. No se trata tanto de evitarla o criticarla, como de aprender a mirarla. Podemos conseguir que nuestros hijos sepan filtrar la información, que construyan un sólido criterio para tener opinión sobre lo que ven. Y, sobre todo, para ejercer su derecho a la libertad, libertad para apagar la tele o elegir el programa que quieren ver.
Este libro propone pautas prácticas y eficaces para educar a los niños mediante la televisión. Ofrece las mejores estrategias educativas a través de la pequeña pantalla, cuadros con las películas adecuadas para cada edad, verdades y mentiras sobre la «telebasura» y los recursos educativos más eficaces para compensar la influencia y el magnetismo de los anuncios de manera fácil y práctica.