Sólo el escritor Eduardo Mendicutti es capaz de lograr que nos desternillemos de risa y, dos páginas más allá, que volvamos los ojos con verdadera nostalgia a la delicada inocencia del primer amor. Porque de esa primera experiencia trata El ángel descuidado, la nueva novela en la que Mendicutti despliega todo su arte narrativo.
En 1965, en el noviciado de una congregación religiosa, los jovencísimos Rafael y Nicolás viven la luminosa y desapacible experiencia del primer amor. En circunstancias asfixiantes, los dos adolescentes se enfrentan a todo y a todos los que pretenden separarlos: la mística de la vocación, el afán de ser misioneros, el voto de castidad, el alarmado maestro de novicios... Sin ningún sentimiento de culpa, descubren, padecen y disfrutan aquel primer amor, el que nunca se olvida, si bien a veces también puede que se repudie. Y es que, treinta y cinco años después, Rafael, convertido en un personaje de cierta popularidad, conoce por azar el paradero de Nicolás, ahora casado y próspero empresario, del que nada sabía desde entonces. Poco a poco, Rafael comprende que Nicolás lleva toda la vida empeñado en rechazar aquel episodio de juventud que, en cambio, él rememora con emoción y buen humor, porque sabe que es la mejor manera de defenderlo del paso del tiempo.
En sus vueltas al pasado, Rafael nos traslada al rígido y descabellado mundo del noviciado, en el que, no obstante, se filtran los ecos de la España de los años sesenta: el desarrollo del turismo, el triunfo de El Cordobés, la visita de los Beatles...