Edición y traducción de Soledad Martínez de Pinillos Ruiz
«Pero a pesar de estas desventajas, Madrid es una ciudad muy opulenta, como imaginaréis fácilmente si pensáis que ha sido durante varios siglos la residencia constante de poderosos monarcas y el domicilio habitual de casi toda la nobleza más rica y los caballeros de este reino...
En una ciudad así constituida, donde el trabajo penoso está de alguna manera casi excluido, no es difícil comprender que muchos de sus habitantes no tengan casi otro quehacer que idear cómo pasar el tiempo agradablemente. De una situación tan singular han surgido necesariamente costumbres singulares, y como la relación entre los sexos es el principal modo de placer entre la humanidad, son muchas las invenciones a las que este pueblo ha recurrido para facilitar esa relación.
El deseo que los hombres y las mujeres tienen aquí de pasar el tiempo en mutua compañía es tan ardiente que no parece distinto del furor, especialmente a quien ha vivido largo tiempo en Inglaterra, donde los hombres de todo rango parecen en cierto modo avergonzados de estar mucho tiempo alrededor del bello sexo, y donde la mayoría se priva todos los días de su compañía durante varias horas simplemente para hablar de política o hacer circular la botella.
Muchos son los métodos que ambos sexos han ideado aquí para pasar el mayor tiempo posible juntos, y esta carta os informará de algunos de ellos.»
(De la Carta LVIII del Viaje de GIUSEPPE BARETTI)